Capítulo 1[narrado por Heikki]

domingo, 27 de diciembre de 2009


Las 8:30 de la mañana y otra larga noche sin dormir… parecía que aquella pesadilla de mi pasado no se habría de acabar nunca, era un sueño del que no despertaría, o eso creía.

Había pasado la noche leyendo mi novela preferida de Arthur Conan Doyle “El perro de los Baskerville” la había leído montones de veces pero nunca me aburría, era un fanático de las intrigantes historias de Sherlock Holmes. Estaba absorto en mi lectura cuando sonó el busca despertando a mi perra Cuca, una basset hound muy cariñosa , que se abalanzó sobre mí y empezó a lamerme.

Es Elena, tendré que llamarla-pensé mientras acercaba el móvil a la oreja

-Comisaría de policía, oficina de homicidios. ¿Dígame?

-Elena soy Heikki, ¿has visto que hora es? acabas de llamarme al busca. ¿a pasado algo?

-Tranquilízate hombre, ¿o es que hoy tampoco has dormido?

-No, no he dormido y perdona ¿podrías ir al grano?

-Hay que ver que espesito estás hoy hijo.

-¡Elena, por favor!-grité cortándola.

-¡Vale, vale! Tengo buenas noticias, ¡acaban de concederte tu primer caso de homicidio!

-¡¿Cómo?!

-Como lo oyes y tienes que presentarte a las nueve en punto en Buño en el concello de Malpica. Ah y tienes una nue…

-¡Qué! ¡No llegaré a tiempo! Hasta luego Elena, ya te contaré.-dije a la vez que colgaba el teléfono.

Me duche en un instante y saqué del armario el traje azul que tenia guardado para esa ocasión.

Monté en el coche y me dirigí al concello de Malpica, pararía unas tres veces a pregunta antes de encontrar el pequeño pueblecito de Buño. Paré junto a una aglomeración de gente ante una mansión muy antigua y destartalada pero preciosa que recordaba a la de los Baskerville, me quedé un poco mirando para ella hasta que una voz me despertó de mi ensueño

-Hola, buenos días teniente-dijo un policía.

-Teniente, jeje que bien a sonado eso- pensé.

-Hola, buenos días, puede informarme de lo ocurrido-pregunté intentando parecer lo más serio posible.

¡Oh, es que no se ha enterado! Pues mire, ayer a la hora del “Luar” (un programa de entretenimiento del canal autonómico de Galicia) una mujer de mediana edad estaba sacando la basura cuándo oyó unos ruidos provenientes de dentro de la mansión de Castro al acercarse vio un hilo de sangre que salía por debajo de la puerta se asustó y fue corriendo a llamar a la policía.

-¿Y encontraron algo?-pregunté

-Contémplelo usted mismo.

El policía me dirigió hasta la casa de la que provenía un olor insoportable.

-Aquí está- dijo mientras abría la puerta.

Al ver lo que allí había, casi me da un vahído. Cogí y me giré para no ver aquel cadáver de mujer con los brazos y las piernas mutilados. Estaba a punto de vomitar cuando vi que una chica joven toda vestida de negro y con un collar de pinchos, ¿una gótica en este pueblo? No puede ser de aquí.

-¿Quién es esa?-le pregunté al oficial.

-Es la forense, señor.

-Heikki ¿supongo?- dijo ella dirigiéndose a mí- soy Sabela Suárez, y voy a ser su nueva compañera.

¿Mi compañera? Quizás fuera lo que me intentara decir Elena pero no le había dejado acabar. Y a mí lo único que se me ocurrió decir fue:

-¡Guau!, Tienes un collar de perro.

-En fin un buen comienzo…Me hizo algunas preguntas sobre el descubrimiento del cadáver y luego ella procedió a examinar el cuerpo.

-Sin poder evitarlo empecé a vomitar en una esquina.

-¿Pero qué haces? No hace falta vieja ninguna para contaminar el lugar del crimen, que ya lo haces tú por los dos.

-Es que…yo…los muertos…

-Entonces ella me agarró y me condujo a la habitación contigua.

-Investiga por aquí-me dijo.

Yo asentí y comencé ha husmear por la habitación, comencé recogiendo alguna muetra de la muchísimas gotas de sangre que ensuciaban la polvorienta estancia. Luego me fijé en un cajón de un escritorio muy antiguo, yo diría del siglo XVIII, asique intrigado lo abrí y encontré una especie de diario con la portada muy desgastada y las esquinas carcomidas y varios recortes de periódico antiguos. El diario se titulaba “ Abyssus abyssum invocat” “El abismo llama al abismo” gracias a dios el latín siempre se me había dado bien y esa frase era bíblica de un salmo de David y quería decir que una falta acarrea otra, y lo más extraño era que no aparecía el nombre del autor por ningún lado lo ojeé un poco estaba escrito mano, al parecer, con una pluma estilográfica, los recortes de periódico eran todos de crímenes y asesinatos sin resolver pero no figuraba la fecha ni la marca del periódico. De repente oí un grito que me interrumpió.

¡Brutalidad policial! Era una voz de mujer y sonaba muy estridente.

Me tapé la nariz con la manga y salí a ver que pasaba.

-¿Qué son esos gritos?-pregunté.

-A mi que me registren- respondió Sabela

En esto entró por la puerta una chica muy pálida, con el pelo granate todo revuelto y los ojos que casi se le salían de las orbitas. Estaba tan delgada que parecía la muerte en persona.

-¡Lo sabía!- comenzó a gritar mientras saltaba de felicidad- ¡lo sabía!

-¡¡Todos me decían que estaba loca cuando afirmé que esta casa olía a muerto! Y ahora ¿quién tiene razón? ¿Eh? ¡¿Quién la tiene?!

-Oiga, señora, usted no debería estar aquí.-dijo Sabela

-Estamos investigando un homicidio – añadí temeroso de la reacción de la mujer.

Esta clavó los ojos en nosotros y se acercó a Sabela y comenzó a olisquearla.

-¿Quién es la finada?-le preguntó

-Lárguese.-respondió ella en tono autoritario.

Al verla distraída un policía la agarró por detrás y la echó fuera del recinto.

-¡Brutalidad policial!-Comenzó a gritar de nuevo.

Más tarde trasladaron el cuerpo de la joven y las pruebas que había recabado a la comisaría.

-¿Qué tienes?- pregunté a Sabela

-No mucha cosa. No he encontrado rastros de huellas ni fibras en el cadáver. Ni semen.-añadí.

-Así que no la violó.

-Tengo que hacerle aún la autopsia, pero no, parece que no - respondió como si lo hubiera tomado como algo personal-Estamos ante un cabrón sádico al que sólo le importa ver sufrir. La gente de esa calaña da asco.

De repente una señora interrumpió la conversación interponiéndose entre los dos.

-No le hagáis caso a la chiquilla,-dijo, gesticulándolo todo con sus manos arrugadas y huesudas.- es que a veces se le va. No le harán daño, ¿verdad?

-No creo.-respondí - Aunque quizás le pongan una multa por escándalo público…

-O la metan en un manicomio.-añadió Sabela

-Verónica es una buena niña. Ella fue muy bella en otro tiempo, cuando era más jovencita, y muy lista, pero no se sabe por qué razón se volvió loca.-miró hacia la mansión mientras hablaba.- Comenzó a obsesionarse con la maldición de la casa de las Castro, con que las chicas que iban allí sin permiso de los espíritus se morían, y no sé qué más chorradas. Su familia la abandonó, y ahora forma parte del pueblo.

Después de decir eso, y como si fuese una gramola, simplemente soltó su discurso y se fue, como si tuviese esa versión de ala vida de Verónica gravada en su mente, inamovible.

-¿Qué piensas de todo esto, Sabela?-pregunté

-¿Qué voy a pensar? Que va a ser una mañanita muuuuuy larga.

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